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viernes, 15 de julio de 2016

Trivial Pursuit of Knowledge

Según mucha gente, hasta la fecha se han podido diferenciar 8 tipos de inteligencia, cada una con su je ne sais quoi. Está la gente que se mueve con ritmo y gracia (zafo); o los que tienen todo muy estructurado por dentro y le encuentran gran sentido a los números (zafo); están los subnormales que disfrutan de la tierra (pff); también los hay quienes podrían mantener la paz entre las naciones, y hay otros con el toque natural de mantener la paz en sus adentros (about:blank); yo a veces me considero en el equipo de los que saben usar bien los ojos (las presentaciones de PowerPoint son mi talento en la vida ejej); pero por sobre todas las cosas, fui arrojada en la celda de los perdedores a los que les gusta acomodar las letras. Igual que Voltaire, bien podría dar mi vida por la palabra (creo).

El talento de juntar palabras y tirar un punto y una coma por ahí no viene solo. Mi parte preferida es la etimología, que es algo así como la vida y obra de la palabra; es la ropa que se pone y que te ayuda a saber quién es y en qué trabaja aunque nunca antes la hayas visto (? …y no sé, conocer una pizca de etimología me salva el pellejo muy de vez en cuando ¿se considera trampa? No sé, no sé… pero algo que he descubierto es que en ocasiones –más siempre que nunca– conocer una nadita de etimología y lenguaje te da un plus para la trivia (algún día podré explicar el por qué, lo juro). 






Una vez en el tercer grado el profesor preguntó ¿qué es una estatua ecuestre? y hubo un silencio sombrío en el salón. Levanté la mano y dije con toda la confianza del mundo ¡las que son arriba de caballos! La respuesta era correcta, pero lo difícil era explicar cómo lo supe sin sonar como una intensa (yo tengo la maldición de ser muy pegajosa y rara vez se me olvida algo). Nunca antes había escuchado la palabra ecuestre, pero sabía que al deporte de montar a caballo se le llamaba equitación, también sabía gracias al Larousse ilustrado del que me gustaba ver las fotos que el nombre científico del caballo es equus caballus –a los cuales también en ocasiones se les llama equinos–. Y para colmo, la estatua con la que más estaba familiarizada en aquél entonces era una de Emiliano Zapata cabalgando que estaba cerca de la casa de mi tía, y cuyo referente era el caballito. ¿Seguros que no es hacer trampa?

Esto me pasa casi diario desde que tengo memoria, y cuando vi Slumdog Millionaire por primera vez pensé ‘‘esta es la mejor idea de guion que he visto wtf’’; trivia es mi segundo nombre (mentiras). Quien no ha visto Slumdog Millionaire tiene que saber que  es la historia de un chico de los barrios bajos de la enorme Bombay contada conforme el protagonista participa en la versión hindi del programa ‘‘Who Wants to be a Millionaire?’’ y cada pregunta que contesta es correcta a pesar de su vida sin educación formal y de huérfano autosuficiente. ¿Cómo supo responder preguntas que incluso universitarios y profesionistas fallan? Conocimiento empírico for the win tbh.

Al igual que Jamal Maliik, el barrio del empirismo me respalda. Una de las preguntas del filme es: ¿Quién inventó el revólver?

A)         Samuel Colt                              C) Bruce Browning 
B)         Dan Wesson                             D) James Revolver

Jamal sabe que es A) Samuel Colt porque en una ocasión, su hermano recién unido a la mafia le apunta con su revolver en la cabeza y grita ¡el hombre con la Colt 45 dice que te calles! …yo sé quién es, porque una vez en  el 2008, salió en MTV Made, el tataranieto de Samuel, Colin Colt, queriendo ser rapero, y además se puso el estúpido pseudónimo de COLT 45. Me faltó calle pero me las arreglo.

Este ñoñísimo treat de amor a la trivia lo heredé de mi papá, a quien le encantaba ponerme a prueba desde el segundo que aprendí a leer, como entrenándome para la guerra del incasamiento. Todas las mañanas que coincidíamos después del baño y antes del desayuno era de rigor el Q&A mientras mi mamá estaba en la cocina y mis hermanos seguían dormidos. ¿Cómo se dice jungla en inglés? ¿Cuál es la capital de China? ¿Qué significa la W en el nombre de George Bush? ¡JUNGLE! ¡BEIJING! ¡WALKER!


Lo mejor fue que con el tiempo sólo nos pusimos más intensos e incluso desde su casa u oficina no duda en llamarme para preguntarme mierda tipo ¿cómo se llamaba el bombardero que portaba la bomba atómica del ’45? –¡Enola Gay, en honor a la madre del piloto Paul Tibets!– Ya le estaba contando también de la canción homónima del grupo Orchestral Manouvres in the Dark cuando lo escuché reír y decirle a sus compañeros en la mesa del resraurante: ¡qué les dije!

Mi llamada favorita de toda la vida, sin embargo, va a ser aquella del año pasado, cuando ya vivía en la capital. Eran las 8:00pm, mi celular vibró y era mi papá desde la cama del hospital tras una operación, angustiadísimo:
–¡Carmen! …estoy viendo Discovery Home & Health, y me acabo de acordar que el and (&) tiene un nombre, pero se me fue ¡y no aguanto!
–Ampersand, papá
–¡AYYYY AMPERSAND! ¡Gracias hija! Click …beep …beep …beep

Esta característica de amplio bagaje de inutilidades recibe un peculiar praise cuando se es niño, pero al crecer este conocimiento se vuelve trivial, casi autista. Dos películas con excelente referencia a este fenómeno son The Royal Tenenbaums (2001) y Magnolia (1999); ambas lidian con el niño listo que eventualmente cae de gracia. ¿Ves cómo Netflix tiene categorías súper específicas tipo ‘‘Películas del siglo XX con animales cuadrúpedos protagonistas’’? Yo propongo una de ‘‘Niños con algún talento ñoño’’ porque #same.

En Tumblr muchas veces encontré text posts que hablaban de estas características







Y quién sabe, tal vez sea el tedio de tener que enfocarte en un solo tema de estudio de ahora en adelante, cuando solías ser una miscelánea; tal vez porque se acabaron las estrellitas doradas; sea lo que sea, una cosa es cierta: qué aburrido se puso todo cuando empezamos a elegir.

Una de mis clases favoritas de historia del cuarto grado fue cuando vimos un extracto de la infancia de Leonardo da Vinci leída a través de la correspondencia entre su padre y su nana.
Piero da Vinci: le ruego sea más severa con Leonardo. Lo he visitado y le encontré volando cometas. La vez anterior su interés eran los bichos, y antes de eso, recuerdo que se iba al jardín a dibujar criaturas mitológicas. Temo que nunca encuentre algo que verdaderamente le guste.
Nana: estimado signore, no hay de qué preocuparse. El joven Leonardo lo ha resuelto antes que todos nosotros: le gusta todo.



 

domingo, 8 de septiembre de 2013

Sic transit gloria mundi

Las monjas nos enseñaron que hay dos caminos en la vida; el camino de la naturaleza y el camino de la gracia. Debes escoger cuál seguirás.

La gracia no trata de satisfacerse a sí misma. Acepta ser despreciada, olvidada, antipática. Acepta insultos e injurias.

La naturaleza sólo busca complacerse a sí misma. Hace que los demás también la complazcan. Le gusta imponerse a ellos. Salirse con la suya. Encuentra razones para estar descontenta cuando todo el mundo brilla a su alrededor y el amor sonríe en todas las cosas.

Nos enseñaron que nadie que ame el camino de la gracia tendrá un mal final.
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He filmado sólo cinco “cosas” a lo largo de mi vida, y para ninguna de ellas escribí un guión. Me gusta cuando en las historias pasa lo que tiene qué pasar, y no lo que uno quiera o espera. Principalmente porque una cosa es decir y otra es hacer, y cuando uno hace descubre que todo lo escrito pierde mucho sentido. Bien decía el enfant terrible, el jovencito Paul T. Anderson describiendo una de sus secuencias en Magnolia a los actores, y paralizándose de repente en medio del set, “Vaya, acabo de darme cuenta de lo estúpido e improbable que todo esto suena, ya no estoy seguro incluso de querer grabarlo”. (Sí lo grabó, y resultó ser una de las mejores escenas, porque era algo que tenía qué pasar)

Y es que algo tienen las películas sin finalidad alguna, como si en serio fueran filmadas sin ser escritas antes. Me gustaría que se les inventara un género, diferente a “road movie”. Algo más bien onda “falsa profecía”, “sic transit gloria mundi”, “Comercial de Sony Bravia 1080p de 2 horas”

El Árbol de la Vida, de Terrence Malick, es un film tan abierto y pointless, que llega una parte en la que te cortan la historia que estaban contando e introducen una secuencia de la creación del mundo y la tierra con dinosaurios de aproximadamente 15 minutos. Entre eso, un niño a punto de explotar y los soliloquios de la “madre gracia” tienes para sobrevivir por lo menos mes y medio inmune al mundo. El Árbol de la Vida es ir caminando por la calle y toparte a un viejo conocido -de esos que no se siente el impulso evitar- y darle un abrazo muy largo obstruyendo el paso en la acera. Es el niño sentado junto a ti en la sala de espera, mostrándote a ti cuán alto puede saltar porque su mamá no voltea a verlo. Es perder la última moneda que tenías para el autobus y tener que irte caminando a tu casa. Terrence Malick, cuya carrera data desde 1973, ha echo sólo 6 películas. Res ipsa loquitur.

What I want to do I can't do. I do what I hate.



















Father. Mother. Always you wrestle inside me. Always you will.

A diferencia de las road movies, este género que yo propongo tiene la característica de que el viaje es intrínseco. “It's a party on the inside”. Nunca se comienza y nunca se acaba, nunca se explica y mucho menos se disculpa. El viaje no te pide permiso. Traigo de vuelta al enfant terrible número dos, Gavras hijo con sus pelirrojos radicales. Aquí todo comienza con una mala noche y un auto, todo termina con dos hombres invisibles y un globo aerostático. Han pasado sólo 3 días, y a pesar de haber cruzado Francia de centro a costa, en realidad llegaron al núcleo de la tierra, sólo acompañados de una ballesta y ropa de diseñador. “This things happens”.



En mi experiencia, cuando se filma sin script el trabajo más difícil no es saber qué se quiere lograr, por que te dije que al final pasa lo que tiene qué pasar, lo arduo aquí es saber cuándo está pasando (y decirle al conejillo de indias que se está dejando grabar que corra porque las nubes se están moviendo y en menos de 5 minutos va a cambiar el color del cielo). Por eso me alegré mucho cuando vi más entrevistas de Paul T. Anderson, -ya no tan jovencito- diciendo que en su film “The Master”, el 80% de las tomas en el buque nacían de anécdotas que le contaban los extras entre breaks. Siendo The Master un film que te transporta a épocas del final de la Segunda Guerra Mundial, se había pensado filmar secuencias bélicas para que uno comprendiera el estado psicológico en que se encontraba el protagonista, sin embargo, siendo Paul muy sensato se dio cuenta que no sería necesario, pues de solo ver el rostro de Joaquin Phoenix estando en el personaje, se notaba que el tipo había estado en la mierda.


Por lo tanto, filmar sin guión es un proceso deus ex machina de principio a fin que a uno sólo le toca documentar y tergiversar, hacer lo que se puede con lo que se tiene a mano, y tal vez, con mucha suerte, lograr algo que se le acerque aunque sea por asomo al arte de la ilusión, el engaño, la clarividencia, la belleza, la destrucción, el escapismo y la adivinación que es el cine improvisado. Que así pase la gloria del mundo ante el lente.

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Eres pura voluntad y cero tiranía. 
Freddie, marinero de los mares, no pagas renta, puedes ir a donde quieras. Entonces vete, vete a esa tierra fuera de latitud. Buena suerte. 

Y cuando encuentres la forma de vivir sin tener que servir a un amo, cualquier clase de amo, háznoslo saber. Pues serás el primer hombre en la historia de la humanidad que lo logre.